El primer reto de los docentes en este contexto de confinamiento es el de la Coherencia Educativa, es decir, el de seguir siendo fieles al Proyecto Educativo y al “perfil de alumno” en el que creen y por el que trabajaban hasta hace bien poco presencialmente día a día.
La escuela no puede permitirse el lujo de desenfocarse y menos en estos momentos. Debemos ver esta situación como una oportunidad e intentar fomentar en nuestro alumnado la autonomía, las motivaciones intrínsecas y los hábitos de trabajo o aprovechar para ahondar en la solidaridad, el encuentro o el cuidado de nuestros mayores.
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