Quito
La esperanza y la solidaridad iluminaron el día en una unidad educativa fiscal del sur de Quito, gracias a una emotiva iniciativa de la Compañía de Servicios Educativos Santillana. El pasado 14 de junio, su equipo de voluntarios organizó una donación que transformará la experiencia educativa del estudiantado: un espacio de biblioteca completamente equipado con libreros, mesas, sillas, libros de lectura para las diferentes edades y niveles y material educativo de las áreas básicas (Lenguaje, Matemáticas, Estudios Sociales y Ciencias Naturales).
Esta actividad se realizó con el apoyo de la organización sin fines de lucro Plan Internacional, que trabaja por los derechos de la niñez y la igualdad de las niñas. La ONG, a través de su proyecto denominado Mi Escuela Segura, fue la principal intermediaria para el acceso seguro y responsable de los voluntarios a la unidad educativa.
Desde tempranas horas de la mañana, la escuela vibraba con una energía especial. Niñas y niños, con sonrisas que reflejaban su entusiasmo y gratitud, recibieron a los voluntarios con una interpretación musical y poesía.
El acto culminó con la entrega formal de la biblioteca. La jefa de marketing de Santillana Ecuador, Gabriela Ponce, conmovida por la acogida, hizo la entrega de este espacio a la rectora de la unidad educativa. «Este es un gesto que esperamos inspire a estos niños a soñar en grande y a alcanzar sus metas. En Santillana creemos firmemente en el poder transformador de la educación y estamos comprometidos en aportar nuestro grano de arena para un futuro mejor».
La rectora de la unidad, visiblemente emocionada, agradeció a Santillana en nombre de toda la comunidad educativa. «Este espacio no solo es una biblioteca, es un portal hacia nuevas oportunidades y un testimonio del poder de la solidaridad. Agradecemos profundamente a Santillana por este invaluable regalo que fomentará el amor por la lectura y el aprendizaje en nuestros estudiantes».
La jornada finalizó con un recorrido por la nueva biblioteca, donde algunos estudiantes exploraron los estantes llenos de libros con ojos brillantes de curiosidad y alegría. Este día memorable no solo fortaleció los lazos entre Santillana y la comunidad educativa, sino que también plantó semillas de esperanza y aprendizaje en el corazón de cada estudiante.
Santillana, con este gesto de generosidad, entregó un espacio físico lleno de recursos educativos y encendió una chispa de inspiración y esperanza en la unidad educativa. Una biblioteca que, sin duda, será testigo del crecimiento y los logros de muchos futuros lectores y soñadores.